
La cuna, perenne de mis labios.
De mi savia y de mis fantasmas, le ofrezco la eternidad
Sin verme y este redivivo tránsito me quita la sustancia
de mi risa, derrama mi alma cada latido de esta.
Derramas mis yerros derrama mi sangre
que te queden
en los pasados latidos de mi corazón.
se me fue ya ese dolor, que no tenía sedante,
lo mate con tu arma
Pécora, me retengo un sollozo, porque yo te falte a la vida,
retenme tu el corazón y esa alma expedita, ese sueño que busca
sedante para este tu dolor
era yo tu destino,
eras tu mi delatante destello permanente…
el aspaviento de esa muerte.
Vendrá tras mi huella, que venga que no hay clamo
Te quitare todas las causas, que mi amor pudo originar,
exoneraré todos tus sueños, por no haber podido cruzar la somnolienta cobardía.
Lapidadla y traedla hacia mi boca.
Que en el momento ya he extinto mi aliento